La capacidad auditiva normal de un niño puede verse afectada por factores anteriores al nacimiento, durante los primeros meses de vida o en la infancia. Las causas de la pérdida auditiva pueden ser genéticas o ambientales. Hay genes que participan en la audición y si mutan provocan pérdida de audición. También existen factores como el caso del nacimiento antes de tiempo, que aumentan las posibilidades de perder la audición. En otras ocasiones, factores genéticos y ambientales se conjugan y son los responsables de la pérdida auditiva: existen medicamentos que pueden provocar pérdidas, pero únicamente en personas con cierta mutación en sus genes.
Las pérdidas auditivas conductivas tienen tratamiento médico y en ellas el oído interno funciona con normalidad, pero no el oído medio y externo que no funciona correctamente.
Las pérdidas auditivas de tipo neurosensorial, por su parte, son permanentes y no se pueden tratar con medicación. Los niños que sufren este tipo de pérdidas, encuentran la solución al problema que padecen en los audífonos o los implantes cocleares.
Las causas más comunes de la pérdida auditiva neurosensorial son la exposición continuada al ruido, tratamientos ototóxicos, predisposición genética, o nacimientos prematuros.
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